ORIGEN DEL BARRIO:

El barrio Alfonso López no surge como la mayoría de los barrios del Sur de Montería, es decir, no es producto de una invasión. Surge por la necesidad de un grupo de personas que no contaban con un techo para vivir. Se organizaron y decidieron acogerse a los planes de vivienda de interés social que en ese momento ofrecía el gobierno. La iniciativa la toma el señor Antonio María Zumaqué Hernández (q. e. p. d.), mecánico de maquinaria pesada (buldócer,  tractores, katapilas…), quien en esa época compró dos hectáreas de los terrenos donde hoy se encuentra el barrio, comenzando con ello la venta de lotes y las construcciones de las primeras casas en forma desordenada, sin tener en cuenta ninguna norma urbanística. En consecuencia hoy día, no se cuenta con espacios en donde se puedan construir escenarios deportivos, culturales, recreacionales o de otro tipo.

Se le colocó el nombre de ALFONSO LÓPEZ MICHELSEN, porque en esa época aspiraba a la presidencia de la república ese ilustre colombiano. Su fundador fue el  señor Antonio María Zumaqué Hernández en el año de 1.972. En esa época era concejal de Montería.

A medida que se vendían los lotes,  los dueños se van mudando, por lo tanto,  no se precisan datos de cuantos habitantes iniciaron. Se habla  aproximadamente de 22 familias que provenían especialmente del campo y de otros barrios de la ciudad, porque en esa época empezó a escasear la vivienda en Montería, son ellas: Zumaqué, Asprilla, Morales, Hoyos, Guzmán  González, Mey, entre otras.

El barrio inició como una urbanización “pirata”, nace sin ningún servicio público, luego por la inminente necesidad de sus habitantes, se logró que se instalaran el agua a través de piletas públicas. De igual forma, no se contaba con ninguna vía de acceso, ya que la única comunicación que existía con los demás barrios del sur era utilizando los caminos que existían en le cerro; al no existir vías de acceso, tampoco se contaba con medios de transporte. Para trasladarse al centro de la ciudad o a otros barrios, los habitantes debían dirigirse hasta la principal del barrio La Granja (hoy la glorieta), sitio donde existía un estacionamiento de carros pequeños. Más tarde, se abrió la vía, hoy llamada “Principal de Alfonso López” y se implementó el servicio de peseros y más tarde de buses urbanos.

A medida que fue creciendo el barrio, fueron surgiendo tiendas, entre ellas la  del cachaco Rogelio, La Pequeña Lulú, El Mejor Punto, entre otras.

El primer colegio del barrio, fue una escuelita que tenía doña Ana Bustamante de González, quien le colocó el nombre “Escuela Alfonso López” y más tarde la cedió entregando los estudiantes que tenía a la recién iniciada Escuela pública, la cuál adoptó su nombre.

De igual forma, en sus inicios, no se contaba con un puesto de salud. Más tarde, el dirigente comunitario Ulises Suárez (q. e. p. d.), logra conseguir uno en el barrio aledaño denominado Los Araújos, el que de igual forma, prestaba sus servicios a los habitantes del barrio Alfonso López.

Se celebraban fiestas populares: las Verbenas de las reinas populares, entre ellas,  muy recordada en el barrio María Milagros Dueñas Alemán, hoy secretaria de la alcaldía del municipio de Montería. Se reconocen que eran fiestas populares sanas, en las que participaba la gente del barrio con mucha alegría y respeto. También se celebraba cada 24 de diciembre el Reinado de la Amistad, evento que integraba en esa fecha memorable a la comunidad del barrio.

A pesar de no existir espacios para que los niños y jóvenes practicaran algún deporte, se las arreglaban para practicar fútbol en una especie de cancha que existía en el cerro, microfútbol frente a la Escuela Alfonso López y en terrenos de los Zumaqué que se acondicionaban como canchas. Se hizo muy popular el equipo denominado “El Díaz”. Más tarde en esos terrenos se construyó una pista de motocross, en donde constantemente se hacían competencias. Al principio todo era sano y era un lugar propicio para que habitantes de Alfonso López y de más barrios  de la ciudad se recrearan, luego vinieron las apuestas y se alteró el orden público porque comenzaron a protagonizarse riñas, lo que ocasionó que se suspendieran las competencias y poco a poco se fue desmontando la pista.

Los habitantes del barrio siempre han puesto de manifiesto su religiosidad, principalmente en semana santa, época en que además de disfrutar de la variada gastronomía de costumbre, asistían y aún siguen asistiendo con mucho fervor a las ceremonias que se celebraban en Semana Santa. No se ha perdido la tradición de “Quemar a Judas” en el cerro, el último día de semana santa.

El Cerro, no ha sido ajeno a la vida del barrio Alfonso López. Es su vecino más próximo, conocido como  uno de los numerosos asentamientos subnormales que existen y el único situado encima de un cerro al sur de Montería. Está ocupado desde antes de la creación del barrio (1.958), pero sus habitantes siempre han tenido una estrecha relación y comparten su cotidianidad con los habitantes de Alfonso López: los niños y niñas, estudian en su gran mayoría en la Sede Alfonso López; compran en las tiendas, se surten de agua, utilizan los mismos medios de transporte, se recrean… en los mismos lugares que lo hacen los habitantes del barrio Alfonso López.

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